1967: HACE CINCUENTA AÑOS
Mil novecientos sesenta y siete es el año de las primeras grandes protestas contra la guerra de Vietnam; el estreno del Sargent Pepper de los Beatles; el suicidio de Violeta Parra; la encíclica Populorum Progressio; la publicación de Cien años de soledad; el asesinato del che Guevara, en Bolivia; el primer trasplante de corazón en Sudáfrica. El mismo año junto a los preparativos en Chile para una muy nueva Prueba de Aptitud Académica, nacían Spencer Tunick, Iván Zamorano, Nicole Kidman, Pamela Anderson, Julia Roberts y Beto Cuevas. También el año en que una de las generaciones más molestas para los Sagrados Corazones de Viña del Mar -por fin- egresaba.
En su paso, estos jóvenes habían agravado el tradicional robo de la campana para el día del profesor con el depósito en tambores con agua cementosa de los delantales de decenas de estudiantes
Habían logrado instalar en su sala, con la complicidad de un viejo amplificador del restaurante La Rotonda, una radio que atronaba los recreos con música de contenido crítico a algunos profesores.
Se habían hecho acreedores de la suspensión de la versión de ese año del Festival del cantar juvenil, debido a la supuesta vinculación de su coordinador general con el incidente de los delantales tiesos.
Lo que motivó la conclusión -obvia para los audaces jóvenes- de que el festival se haría entonces en la Quinta Vergara, como lo registró la sección Viña del Mar de El Mercurio aclarando que dos directivos del centro de alumnos habían visitado al Alcalde Juan Andueza, acordando incluso que el Municipio premiaría al ganador del festival escolar con un espacio en el mero mero festival de Viña.
Como muchos, el Rector se enteró del convenio por el diario, una tranquila -hasta ese instante-mañana de domingo.
Los responsables, inocentes de la publicación aunque no del acuerdo, saltaron de sus camas para correr a uno norte y uno poniente a alertar al Rector. Fue tarde. estaba en Santiago acompañado a una delegación atlética y la alerta la recibió el Vicerrector, quien pronto la olvidó.
Al día siguiente, el Consejo de Profesores -dividido ya suficientemente por la presencia de maestros pro toma y anti toma de la UCV, en curso desde el 20 de junio de ese 1967- acordó la suspensión de los actores de la visita sabatina al alcalde acusándolos de “agentes de la OLAS" - Organización latinoamericana de solidaridad presidida por el próximo Presidente de Chile, Salvador Allende.
Disimulando la risa que provocaba la acusación, dirigentes del centro de padres, de ex alumnos y de la federación de estudiantes particulares intercedieron por los expulsados, logrando revertir la medida, que duró exactamente tres días durante los cuales el fiel Jerónimo Fiori, portero histórico del colegio, informaba a los afectados si podían o no ingresar a las aulas.
La reversión se logró gracias a la acción conjunta de los docentes Angel Muga (despedido en 1966 con la acusación de estimular la asistencia de los educandos a lugares non sanctos) y Silvio Olate, profesor jefe del sexto de Letras, matriz de los sancionados.
Pareció que se daba vuelta la página, como aseguró el sacerdote asesor del centro de alumnos, pero los costos fueron la obligada renuncia de los dos involucrados al organismo estudiantil y la descarada censura previa de rectoría a la aún inédita obra teatral que el curso preparaba para presentar en el Teatro Municipal con el tema del suspendido festival juvenil...
Pero esa no fue la última pesadilla que el curso propinó a las autoridades. Para la Revista Escolar de fin de año, los egresandos se negaron a ser sometidos al temible juicio de las semblanzas (breve crónica individual a veces cómica, otras irónica y hasta hiriente) que fue sustituida por una semblanza colectiva firmada por todo el curso en la que se destacaba el valor del trabajo grupal. "Extrañaran las semblanzas, verán al grupo unido..." comenzaba el novedoso relato.
Pero 1967 no solo agitó el colegio, por el contrario, sucesos externos como las reformas de las universidades católicas -la de Santiago fue tomada el 11 de agosto- o la guerra de los Seis Días en Medio Oriente, seguida en vivo y directo en unas inolvidables clases de historia contemporánea que animaba -por no decir actuaba- el padre Hernán Parada Cobo, o las intensas clases de castellano que consideraban lecturas del boom latinoamericano recién salidas del horno, explicadas por el envidiable entusiasmo del joven Randolph Pope y su colega Santiago Daydi-Tolson.
Por no dejar de lado las peripatéticas charlas filosóficas de Oscar Godoy en su casa de Reñaca o en las salas sextinas.
Con este entorno, a pocos preocupaba que Paulo VI fuera sometido, en noviembre, a una operación de próstata o que las vocaciones sacerdotales disminuyeron fuertemente.
Porque 1968 sería el primer año universitario para gran parte de esta generación.
Que conmemora por estos días los cincuenta años de egreso de los SSCC de Viña del Mar.
¡Salud!
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